jueves, 11 de julio de 2013

Escuchar nuestro interior

Asoma el primer rayo de sol tras la montaña, todavía débil, confuso. El rocío de la mañana se posa sobre las hojas de los árboles, sobre la hierba. El aire fresco te envuelve, ese olor... tan especial como cierto. Parecen cosas insignificantes, pero a su vez necesarias. Y comienza otro día, comienzas a andar con todas tus fuerzas, mientras escuchas el canto de los pajaritos, y respiras hondo. Empiezas a pensar, te vienen recuerdos, los ves tan lejos... que parece que han pasado años, pero a la vez es como si los hubieses vivido ayer, de repente te acuerdas, y sonríes. Sin darte cuenta, son ellos los recuerdos los que te han hecho sonreír una vez más. Miras a tu alrededor, estas sola, no hay de  que preocuparse, nadie te a visto. En realidad, prefieres sumergirte, desaparecer entre los árboles. Y no volver. Y entonces te acuerdas, te acuerdas de esos momentos vividos, de la sonrisa de tu mejor amiga mientras la echas de menos, de aquellas personas que siempre están ahí, de verdad. Te acuerdas, de los consejos que te daba la persona que hoy no está a tu lado, su mirada... siempre nos acordamos del pasado cuando ya no tenemos un presente. Terminas, miras al frente, no sabes a que tendrás que enfrentarte, solo queda esperar.Pasa el tiempo, en tu interior sabes que ese día va a ser uno de tantos. Nada nuevo. Finalmente, el sol se esconde por el horizonte poco a poco, sin dar ninguna explicación, simplemente sabes que ese día llego a su fin, y con el la esperanza de quedarte y luchar.

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